El 12 de setiembre de 1878 en sesión del Consejo Municipal se decide la donación de un terreno para la construcción de la estación del FCO, el primer edificio fue precario, pero en 1883 la ciudad ya contaba con su nueva estación que permitía recibir los trenes del ramal procedente de Luján, el primero en ser construído y habilitado.
En 1888 el Presidente Juárez Celman vente el FCO a la compañía capitales ingleses The Buenos Aires Western Railway Limited con el argumento que era necesario desprenderse de todos los bienes públicos para así pagar con ese oro nuestra deuda, porque su convencimiento determinaba que el Estado era el peor de los administradores.
En 1890 el Central Argentine Railway, (FCCA), adquiere de la Western Railway los tres ramales que llegaban a la ciudad de Pergamino, construyendo además un cuarto ramal con dirección a la ciudad santafesina de Cañada de Gómez, punto de empalme con la vía de Rosario a Córdoba, así la compañía podía vincular las tres ciudades más importantes del país, entablando una dura batalla con su competidora, el Ferrocarril Buenos Aires y Rosario.
En 1948, los ferrocarriles de capitales ingleses son nacionalizados, previa compra, por el Presidente Juan Perón, pasando el FCCA a engrosar las filas del nuevo Ferrocarril General Mitre, hasta 1992 cuando Menem concesiona el servicio de cargas del mismo a la empresa privada Nuevo Central Argentino, actual prestador de servicios que no presta servicios.
El Amigo Roberto quién ofició de improvisado guía durante las dos jornadas de travesía, me marcó como punto de inicio de la visita a la estación del Mitre el hermoso puente de hierro ubicado ahora al lado del nuevo viaducto que permite agilizar el tráfico entre dos importantes barriadas. Cabe destacar que todo el predio ferroviario es enorme y que en él se han realizado varias intervenciones urbanas, como el mencionado viaducto y el reciclado del edificio principal que alberga al museo de la ciudad que sufriera en su momento un terrible incendio que consumió toda la historia en papel de Pergamino.
El edificio principal ha sufrido un proceso de restauración y uno de reconstrucción post incendio, dentro de él funcional el Museo de la Ciudad y una coqueta confitería con pisos originales.
El predio y sus distintas realidades siempre reaviva la discusión entre aquellos que son renuentes a las refuncionalizaciones y aquellos que aplauden cuando un viejo edificio ferroviario es ganado para la ciudad en forma de museo, centro cultural, dependencia oficial, confitería etc. Yo adhiero a aquellos que quieren una instalación ferroviaria operando de instalación ferroviaria, reciclada, mantenida y cuidada, pero reconozco que ante el estado de abandono a que han sido condenadas muchas de ellas una buena refuncionalización sin la pérdida de la identidad del edificio siempre es un mal menor muchas veces bienvenido como en el caso de Pergamino, en donde se nota la intención de mantener la historia visible a pesar que el tren sea por ahora tan solo un recuerdo.
En la ventana se refleja el legendario Hotel Fachinat
Para finalizar la vuelta el próximo punto de interés resulta ser el puente corto.