El día de la estepa, de los vientos, de enojos y descubrimientos había llegado a su fin, por la tarde recorrí los galpones de la línea sur, y el gran predio que abarca el ferrocarril, desgraciadamente todo lo referente a la trochita se halla bajo llave en otro recinto, y como el día en cuestión era domingo la cerrazón era total.
Para mi sorpresa delante de la estación se hallaba ubicada una formación de un tren sanitario del Estado Nacional, y por toda la ciudad encontrabas personal involucrado en el tema, tanto que durante mi última cena era en todo el comedor, la única persona que no pertenecía al colectivo de salud y debo dar testimonio que entre hamburguesas, pizzas y gaseosas corrían papeles, historias clínicas, formularios, estudios dentales, organigramas y creo que esa vorágine hospitalaria me produjo un inmediato desenojo, ahí no había cámaras oficialistas, yo no era un infiltrado cronista de los infundidores de desánimos, era un invisible presenciando al estado en obra, presenciando la unión entre el relato y la acción concreta, anónima. Al salir un jóven hablaba con otros tres médicos sobre como tomar un determinado modelo que dio buenos resultados en el sertao brasilero, zona de características tan duras como la estepa patagónica, había teoría en acción, había fuerza juvenil, acción social, compromiso y futuro.
Volví al hotel caminando muy lento, ejercitando mentalmente sumas y restas, positivos y negativos y con el plus de la carga emotiva, la jornada terminó con un nueve+, ahora un descanso y vuelta a rodar, el viaje continúa por Neuquén, pero allí desgraciadamente no hay historias ferroviarias para contar, así que tendré que llegar hasta el sur bonaerense para continuar la historia.
Para mi sorpresa delante de la estación se hallaba ubicada una formación de un tren sanitario del Estado Nacional, y por toda la ciudad encontrabas personal involucrado en el tema, tanto que durante mi última cena era en todo el comedor, la única persona que no pertenecía al colectivo de salud y debo dar testimonio que entre hamburguesas, pizzas y gaseosas corrían papeles, historias clínicas, formularios, estudios dentales, organigramas y creo que esa vorágine hospitalaria me produjo un inmediato desenojo, ahí no había cámaras oficialistas, yo no era un infiltrado cronista de los infundidores de desánimos, era un invisible presenciando al estado en obra, presenciando la unión entre el relato y la acción concreta, anónima. Al salir un jóven hablaba con otros tres médicos sobre como tomar un determinado modelo que dio buenos resultados en el sertao brasilero, zona de características tan duras como la estepa patagónica, había teoría en acción, había fuerza juvenil, acción social, compromiso y futuro.
Volví al hotel caminando muy lento, ejercitando mentalmente sumas y restas, positivos y negativos y con el plus de la carga emotiva, la jornada terminó con un nueve+, ahora un descanso y vuelta a rodar, el viaje continúa por Neuquén, pero allí desgraciadamente no hay historias ferroviarias para contar, así que tendré que llegar hasta el sur bonaerense para continuar la historia.
Como olvidarme de Ingeniero Jacobacci...Alli vivia mi primer amor...y cuando una vez me dijo en Bs.As que volvia al sur,me nombro aquella estación. La primera vez que escuche ese nombre queria saber donde quedaba. Y busque con pasion para saber donde quedaba el lugar que se robaba mi ilusion.Ella era hija de ferroviarios, como yo y el destino quiso que volviera a su pueblo.Con el tiempo fui ferroviario y viaje hasta alli, y nos encontramos...el tiempo habia pasado,apenas dos años, pero la cosas no eran iguales. La lealtad a otro amor quiso que todo siguiera asi de mi parte. Ahi sigue guardado mi primer amor todavia, en cada durmiente, en cada bocanada de vapor que tira una Henschelk,en cada comuna ferroviaria, en cada tañir de la campana que le dice a ella aun te recuerdo.....Carlos Balderrama, Relojero Ferroviario, Claypole, Bs.As. Te;4213-3336
ResponderEliminarQue buen comentario Amigo Carlos, seguramente en el aire flotará el perfume de ese amor, que irá y vendrá impulsado por el viento que todo lo puede.
ResponderEliminarRealmente cuantas historias tienen al ferrocarril como partícipe necesario, capitales, grandes ciudades, pequeños pueblos y los vacíos mas absolutos de nuestra Patria están atravesados por alguna anécdota referida al tren.
Saludos Amigo Relojero Ferroviario, y tome como suyo este espacio para contar tiempos pasados.
Amigo Rodolfo; despues de un par de años navegando vuelvo a ver este hermoso portal ferroviario, y vuelvo a emocionarme. Gracias por permitir expresar un viejo sentimiento aun guardado en un rincón del corazon. _Gracias por hacerme sentir ferroviario y abrirme las puertas de este portal....
EliminarYo la vi, a La Trochita, funcionando como tren de linea. Fue en los 70, durante mi primer viaje al Sur. Amor a primera vista. No pude, en ese entonces, darme el gusto de viajar en ella, pero como todo lo que uno desea de verdad en algun momento llega, este verano me hice los 1800 kms. hasta Esquel y pude hacer el viaje hasta Nahuelpan. Para los que amamos al tren es algo que hay que hacer aunque sea una vez en la vida. Inolvidable. Solo espero que alguna vez los que toman este tipo de decisiones escuchen a su pueblo y La Trochita vuelva a hacer los 404 kms. Creo que me mudaria a alguna de sus estaciones solo por el placer de verla pasar.
ResponderEliminarSaludos.
Alejandro
Que buena idea mudarse cerca de las vías para verla pasar, te cuento que me quedó grabada una imagen que cada vez que la recuerdo me estruja la garganta, haciendo una vez el recorrido que vos mencionas, el tren cruzó la actual RN 40, y a ambos lados de las vías automovilistas se hallaban fuera de sus coches esperando que el tren pasara y al hacerlo comenzaron a saludarlo, y ese saludo duró mientras el tren cruzaba la traza del camino, realmente no me imagino esa actitud ante un colectivo, un camión , un avión, el tren despierta amores y pasiones como pocas cosas. Creo que su defensa es una bandera inclaudicable de por vida.
ResponderEliminarSaludos!