Caminar por la otrora estación, por los galpones adyacentes, por entre la jungla de Borneo que se ha formado entre ellos y ver casi fagocitados por una vegetación incontrolada a parte de la memoria ferroviaria de la región, da una bronca y una tristeza muy grande, un museo desmantelado, un paseo municipal abandonado, un lugar a merced de vándalos que han incendiado, saqueado y ensuciado historia, interrogantes que surgen ante una forma muy subdesarrollada de tratamiento del patrimonio ferroviario en éste caso, pero que se aplica a otros temas vinculados con la preservación del pasado común de los argentinos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario