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sábado, 5 de julio de 2014

Puente sobre el Río Salto (CGBA), Salto, Buenos Aires

Volvamos a la historia y sus personajes. El gobierno de la Nación por ley 4417, sancionada el 20 de setiembre de 1904 y promulgada cuatro días después por el Presidente Roca, acordó a Casimiro de Bruyn y Rómulo Otamendi, el derecho de construir y explotar una red de ferrocarriles de trocha métrica que unieran los puertos de Buenos Aires, Rosario y La Plata, fijó también los plazos para la firma del contrato, la presentación de los estudios y proyectos, la aprobación de los planos, el comienzo de las obras y la finalización de la misma.
Por decreto el 24 de marzo de 1905, el Presidente Quintana convalidó el contrato entre el Ministerio de Obras Públicas y los señores de Bruyn y Otamendi, y en la semana siguiente autorizó a los mismos a transferir la concesión a la Compañía General de Ferrocarriles en la Provincia de Buenos Aires, sociedad constituida en París para la construcción y explotación de la línea.
Respecto de la ley 4417, debemos decir que solo reconocía a la empresa el derecho a construir y explotar el trazado, sin garantía del estado sobre el capital invertido, fue inversión de riesgo, pero que tenía atractivos como el estar exentos de pago de impuestos nacionales y provinciales por el lapso de veinte años, y por igual tiempo libre de derechos de importación para todo equipamiento que la industria nacional no fabricara.
Las obras se desarrollaron con prontitud a pesar de las huelgas, producto del no pago de los salarios en tiempo y forma por parte de los contratistas, llegando a cumplir con el cronograma pactado allá por el 1904.
La Estación Salto es una de las mas bellas de la línea, desgraciadamente se encuentra usurpada en forma de conventillo, o sea por varias familias que suelen, según dichos y recomendaciones de los lugareños, no ser demasiado corteses con los visitantes, producto de algún inquilino que anda fuera de la ley. Fruto de esas advertencias y otros escritos orientados en la misma dirección que encontré en la red, no me adentré más en el cuadro de la estación, obteniendo la única toma a considerable distancia.
La estación se encuentra en total estado de abandono y se ubica en el kilómetro 208 de la línea.
Dejé así el predio de la estación en busca del Molino de Lanata, postal de la ciudad y del puente de hierro sobre el río Salto, estructura a la que llegaría con la puesta de sol, siempre con el pensamiento puesto en que las mismas suelen deparar buenas imágenes para fotografiar.
El viejo molino
El puente, y a partir de ahí...
Un puente y el agua mansa y oscura del río.
El viejo puente de hierro rumbo a Estación Tacuarí se funde con el carretero

2 comentarios:

  1. Por supuesto, además de agradecerte toda la información que nos haces llegar sobre estas estaciones, tengo que destacar, en este caso como en muchos otros, el nivel de fotos que posteaste! Fantásticas! Gran trabajo. Abrazo, Rodo.

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  2. La suma de una puesta de sol con cielo despejado, el río y el puente de hierro tendrían que deparar buenas imágenes, solo hay que estar allí y entender que está pasando con la luz, madre de toda composición.
    Abrazo, Patzy.

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