Aventura nueva, ramal nuevo, en este caso viajaremos por las vías del Ferrocarril del Sud, serán cinco estaciones del ramal Las Flores-Tandil, todas dentro del Partido de Rauch.
La génesis del trazado se produce durante los últimos años de la década de 1880, cuando el gobierno nacional presidido por Juárez Célman otorga concesiones ferroviarias en forma indiscriminada con el supuesto objetivo de incentivar la competencia. Frente a esta política replicada por el Gobernador de Buenos Aires Máximo Paz, el FCS se vio obligado a adquirir alguna de estas concesiones que amenazaban directamente su zona de injerencia. Entre ellas se encontraba la de Robert Olivier y Cía un especulador que había obtenido el permiso para la construcción de nuevos ramales entre Cañuelas, Monte, Las Flores, Rauch y Tandil, con una derivación entre Rauch, Ayacucho, Balcarce, Lobería y Necochea.
El FCS había presentado oportunamente un plan de extensiones que incluía un ramal entre entre San Vicente y Tandil pasando por Rauch, sin embargo la legislatura desestimó el pedido de la compañía inglesa porque se superponían con los ya otorgados a Olivier, pero el mismo no era otra cosa que un especulador interesado en obtener una concesión ferroviaria para después negociarla con algún ferrocarril ya afincado o con algún grupo capitalista que actuara de intermediario para así obtener una ganancia con cero riesgo.
Sucedió entonces que el FCS tuvo que negociar con Olivier. En 1889 el especulador transfiere su concesión a Alejandro Henderson que actuaba por el Ferrocarril del Sud, unos meses más tarde éste transfiere los derechos a la compañía inglesa. El Gobierno de Buenos Aires aprueba la operación y en febrero de 1890 el FCS comienza con los trabajos de la nueva línea entre Cañuelas y Tandil; el 1 de agosto de 1891 se habilita la sección entre Las Flores y Tandil pasando por Egaña.
Andrés Egaña un estanciero de la zona es quién dona los terrenos para la construcción del edificio ferroviario.
La familia Egaña-Díaz Vélez fue la propietaria de los campos en el sur de la primitiva estancia El Carmen perteneciente al general Eustoquio Díaz Vélez, abuelo de Eugenio Díaz Vélez quién construyera el famoso Castillo San Francisco. Durante años la actividad ferroviaria y las actividades agropecuarias en la zona impulsaron y mantuvieron al pequeño casco urbano, pero para la década del cincuenta el deterioro de las instalaciones y el material rodante más la expropiación por parte del Gobierno de la UCRI del castillo comenzaron con la lenta agonía del ramal y del pueblo. Los nefastos noventa terminaron con los servicios de pasajeros mientras que los servicios de carga eran concedidos a la empresa Ferrosur Roca.
Desde julio de 2012 Ferrobaires corre dos veces por semana un servicio entre Constitución y Tandil que no se detiene en Egaña.
Hoy edificio y predio se encuentran en perfectas condiciones. En el galpón funciona un museo y los fines de semana un grupo de vecinos entusiastas ofrecen artesanías y manjares caseros a aquellos que recorren la estación y el pueblo luego de la obligada peregrinación por el interior del fantasmal castillo abandonado como tal desde 1930.
La génesis del trazado se produce durante los últimos años de la década de 1880, cuando el gobierno nacional presidido por Juárez Célman otorga concesiones ferroviarias en forma indiscriminada con el supuesto objetivo de incentivar la competencia. Frente a esta política replicada por el Gobernador de Buenos Aires Máximo Paz, el FCS se vio obligado a adquirir alguna de estas concesiones que amenazaban directamente su zona de injerencia. Entre ellas se encontraba la de Robert Olivier y Cía un especulador que había obtenido el permiso para la construcción de nuevos ramales entre Cañuelas, Monte, Las Flores, Rauch y Tandil, con una derivación entre Rauch, Ayacucho, Balcarce, Lobería y Necochea.
El FCS había presentado oportunamente un plan de extensiones que incluía un ramal entre entre San Vicente y Tandil pasando por Rauch, sin embargo la legislatura desestimó el pedido de la compañía inglesa porque se superponían con los ya otorgados a Olivier, pero el mismo no era otra cosa que un especulador interesado en obtener una concesión ferroviaria para después negociarla con algún ferrocarril ya afincado o con algún grupo capitalista que actuara de intermediario para así obtener una ganancia con cero riesgo.
Sucedió entonces que el FCS tuvo que negociar con Olivier. En 1889 el especulador transfiere su concesión a Alejandro Henderson que actuaba por el Ferrocarril del Sud, unos meses más tarde éste transfiere los derechos a la compañía inglesa. El Gobierno de Buenos Aires aprueba la operación y en febrero de 1890 el FCS comienza con los trabajos de la nueva línea entre Cañuelas y Tandil; el 1 de agosto de 1891 se habilita la sección entre Las Flores y Tandil pasando por Egaña.
Andrés Egaña un estanciero de la zona es quién dona los terrenos para la construcción del edificio ferroviario.
Desde julio de 2012 Ferrobaires corre dos veces por semana un servicio entre Constitución y Tandil que no se detiene en Egaña.
Hoy edificio y predio se encuentran en perfectas condiciones. En el galpón funciona un museo y los fines de semana un grupo de vecinos entusiastas ofrecen artesanías y manjares caseros a aquellos que recorren la estación y el pueblo luego de la obligada peregrinación por el interior del fantasmal castillo abandonado como tal desde 1930.
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