La ley del 14 de octubre de 1868 afectaba dinero excedente producto de las exportaciones al estudio de nuevas líneas ferroviarias como el Ferrocarril Andino y una línea que vincularía a Córdoba con Salta y Jujuy.
Para la construcción de esta última se proveyó fondos de la ley de empréstito de obras públicas y se autorizó al Poder Ejecutivo para contratar inmediatamente las obras de una línea que uniera Córdoba con Tucumán, estableciendo la trocha de 1 metro como la adecuada en función de menores costos.
La obras se iniciaron en 1873 y el 31 de octubre de 1876 se produce la inauguración oficial de la línea cuando el tren que transportaba al presidente Nicolás Avellaneda llegó a la ciudad de Tucumán.
El 28 de octubre de 1887, la ley 2203 autorizó al ejecutivo enajenar el Ferrocarril Central Norte desde Córdoba a Tucumán, el 31 de diciembre de ese mismo año se firmó el decreto que aceptaba la propuesta de los señores Hume Hnos. para adquirir los 884 kilómetros de la línea, los mismos posteriormente transfirieron esos derechos a la sociedad formada en Londres denominada ferrocarril Central Córdoba, garantizándole el estado una rentabilidad positiva del 5% durante 15 años. Los 140 kilómetros del Ferrocarril Noroeste Argentino (El Provincial de Tucumán). también pasaron a engrosar el patrimonio del poderoso FCCA.
En mayo de 1938 debido a los acuciantes problemas financieros de la empresa la misma fue incorporada al estado nacional bajo la órbita pública de Ferrocarriles del Estado.
Tras la segunda guerra mundial, el gobierno provisorio de la República Francesa formalizó conversaciones para vender sus ferrocarriles. El 17 de diciembre de 1946 se firmó el contrato de compra venta entre Miguel Miranda presidente del IAPI (Instituto Argentino de Promoción del Intercambio) y el embajador de Francia, determinándose un precio de unos 45 millones de dólares por las 3 compañías francesas. Así el 1 de noviembre de 1947 se hizo efectiva la incorporación definitiva de las empresas galas a los Ferrocarriles del Estado pasando a denominarse entonces Ferrocarril General Belgrano. Nuestro ferrocarril en cuestión a pesar de ser inglés, por su trocha angosta pasó a engrosar el kilometraje del recientemente creado Gral Belgrano.
La estación formó parte del mítico ramal CC, troncal que vinculaba la capital del país con la ciudad de San Miguel de Tucumán.
Los trenes rápidos como el Cinta de Plata o el internacional que vinculada Buenos Aires con La Quiaca no se detenían en Atahona, sólo lo hacían los tres servicios locales que partían de Tucumán con destino a Frías en Santiago del Estero, la primer formación arribaba a las 7:30, la segunda a las 12:00 y por último la tercera lo hacía a las 19:00, se trataba del popular tren marrón o de palo.
La estación era única en su tipo, construída en chapa acanalada, difiriendo del resto edificadas en mampostería de ladrillos.
La clausura de la misma se produjo el 1 de mayo de 1993, bajo la presidencia de Menem, actualmente el ramal es operado por el Belgrano Cargas y Logística, empresa creada en mayo de 2013 por decreto de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner. El edificio se encuentra intrusado pero bien conservado por la misma persona desde hace veinte años, el cuadro de la estación mide 300 metros de largo por 75 metros de ancho y a su alrededor siguen funcionando los mismos comercios que nacieron cuando la estación Atahona generaba movimiento y riqueza.
Para la construcción de esta última se proveyó fondos de la ley de empréstito de obras públicas y se autorizó al Poder Ejecutivo para contratar inmediatamente las obras de una línea que uniera Córdoba con Tucumán, estableciendo la trocha de 1 metro como la adecuada en función de menores costos.
La obras se iniciaron en 1873 y el 31 de octubre de 1876 se produce la inauguración oficial de la línea cuando el tren que transportaba al presidente Nicolás Avellaneda llegó a la ciudad de Tucumán.
El 28 de octubre de 1887, la ley 2203 autorizó al ejecutivo enajenar el Ferrocarril Central Norte desde Córdoba a Tucumán, el 31 de diciembre de ese mismo año se firmó el decreto que aceptaba la propuesta de los señores Hume Hnos. para adquirir los 884 kilómetros de la línea, los mismos posteriormente transfirieron esos derechos a la sociedad formada en Londres denominada ferrocarril Central Córdoba, garantizándole el estado una rentabilidad positiva del 5% durante 15 años. Los 140 kilómetros del Ferrocarril Noroeste Argentino (El Provincial de Tucumán). también pasaron a engrosar el patrimonio del poderoso FCCA.
En mayo de 1938 debido a los acuciantes problemas financieros de la empresa la misma fue incorporada al estado nacional bajo la órbita pública de Ferrocarriles del Estado.
Tras la segunda guerra mundial, el gobierno provisorio de la República Francesa formalizó conversaciones para vender sus ferrocarriles. El 17 de diciembre de 1946 se firmó el contrato de compra venta entre Miguel Miranda presidente del IAPI (Instituto Argentino de Promoción del Intercambio) y el embajador de Francia, determinándose un precio de unos 45 millones de dólares por las 3 compañías francesas. Así el 1 de noviembre de 1947 se hizo efectiva la incorporación definitiva de las empresas galas a los Ferrocarriles del Estado pasando a denominarse entonces Ferrocarril General Belgrano. Nuestro ferrocarril en cuestión a pesar de ser inglés, por su trocha angosta pasó a engrosar el kilometraje del recientemente creado Gral Belgrano.
La estación formó parte del mítico ramal CC, troncal que vinculaba la capital del país con la ciudad de San Miguel de Tucumán.
Los trenes rápidos como el Cinta de Plata o el internacional que vinculada Buenos Aires con La Quiaca no se detenían en Atahona, sólo lo hacían los tres servicios locales que partían de Tucumán con destino a Frías en Santiago del Estero, la primer formación arribaba a las 7:30, la segunda a las 12:00 y por último la tercera lo hacía a las 19:00, se trataba del popular tren marrón o de palo.
La estación era única en su tipo, construída en chapa acanalada, difiriendo del resto edificadas en mampostería de ladrillos.
La clausura de la misma se produjo el 1 de mayo de 1993, bajo la presidencia de Menem, actualmente el ramal es operado por el Belgrano Cargas y Logística, empresa creada en mayo de 2013 por decreto de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner. El edificio se encuentra intrusado pero bien conservado por la misma persona desde hace veinte años, el cuadro de la estación mide 300 metros de largo por 75 metros de ancho y a su alrededor siguen funcionando los mismos comercios que nacieron cuando la estación Atahona generaba movimiento y riqueza.
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