Enlace al blog pampeano que cuenta toda la historia y vivencias dentro del fantasmal edificio abandonado.
En el año 1900 Sansinena le compra a Ernesto Tornquist 2000 hectáreas de su propiedad en cercanías de Bahía Blanca, más precisamente en le paraje conocido como Cuatreros, y entre ese año y 1903 construyó un gigantesco frigorífico con muelle propio e instalaciones ferroviarias. El 1 de octubre de 1903 se inauguro el frigorífico Sansinena, empleando 850 operarios.
El puerto en el estuario de Bahía Blanca, cerca de la desembocadura del río Sauce Chico se denominó Puerto Cuatreros.
En el año 1903 la compañía instaló la línea férrea que vinculaba el frigorífico con el muelle y en 1908 el FCS construyó la línea que vincula Bahía Blanca con Carmen de Patagones pasando por la estación Aguará y los límites del edificio Sansinena.
El muelle se utilizó para embarcar primero carnes y durante un tiempo fruta proveniente del Alto valle del Río Negro, se mantuvo en actividad hasta 1962, hoy las vías han desaparecido y lo utiliza el Club de Pescadores de General Cerri.
Vista del muelle y navíos cargando mercancías
El ferrocarril de poco más de tres kilómetros y construído en trocha métrica, permitía trasladar la producción desde el frigorífico hasta los buques. La tracción se efectuaba con dos locomotoras a vapor marca Krauss, en 1908 se incorpora una tercera y en 1948 una cuarta, una diésel mecánica marca Ruston. Las vagonetas eran de madera.
El 21 de de diciembre de 1961 una tormenta de viento provoca que el muelle fuera embestido por el buque Defoe, dañándole las defensas y produciendo un corrimiento de su estructura, dejándolo prácticamente inoperable.
El 8 de agosto de 1962 recibe al mercante Santa Teresita, que cargó 115 toneladas de carne ovina congelada con destino al puerto de Buenos Aires desde donde se completó el embarque en un buque de más calado rumbo a Europa, fue el último barco que sacó productos del por ese entonces denominado Frigorífico CAP Cuatreros desde el muelle de carga.
Entre el cruce de vías del FCS y la planta aparecen trazados ferroviarios que se pierden en la maleza, cruces de vías que fueran oportunamente levantados de sus sitios originales y otros cortos tramos de rieles que simplemente se interrumpen abruptamente.
A la entrada del enorme predio del Frigorífico CAP Cuatreros aún espera su nuevo destino la pequeña Krauss fabricada en Munich a mediados del siglo XIX, ésta era una de las dos locomotoras que realizaban su trabajo entre la planta y el muelle de carga. Presuntamente luego de un proceso de restauración iría a para al Museo que ya tendría un espacio previsto para tal fin, que hago lo dudo o no lo dudo...
Salgo del complejo buscando la estación Aguará del FCBAP, me voy con ese sentimiento de haber retrocedido en el tiempo sin la posibilidad de entender el presente y que nos pasó en el medio, porqué esa cultura del abandono, porqué tanto desapego hacia el pasado y hacia el esfuerzo que significaron algunas obras, que si bien no respondían cabalmente a los intereses de la patria, merecerían tener otro destino que nos permitiera entender la historia. Ahora un pueblo fantasma vaga mudo en medio de la pampa al sud.
Comparto totalmente los criterios y opiniones dejadas con puntos suspensivos por el autor. Muestra el empuje e iniciativa de generaciones de argentinos que con muchos menos medios y tecnologia, hacían lo que había que hacer. Francisco Martín.
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